God of War [PS4]
Twiteo que he terminado God of War, pero miro mi perfil de PSN y sólo tengo el 31% del juego completado, después de horas de exploración, de tomarme la historia con calma para no olvidar algún cofre bloqueado o un cofre sin romper, oteando el horizonte en busca de cuervos de Odín, y sólo he desistido de una Harpía (de varias conseguidas) que se me ha atravesado… ¿y sólo llevo el 31% del juego?
A los que nos hemos petado los últimos Tomb Raider, Uncharted y similares God of War no nos sorprende mucho, lo que sí lo hace es un GoW haya tomado la mecánica de estos juegos, y realmente ha sido un acierto. GoW es un falso mundo abierto, ya que te das cuenta que de mundo abierto hay poco, que una isla no tiene mil rincones ni caminos, que parece más un palacio con habitaciones que contienen más habitaciones y te da una ligera sensación que no vas sobre raíles, pero estás encajonado por una barrera invisible que te impide subir algún escalón o piedra, caer por un acantilado o meterte sin barca en el agua.
¿Y todo esto es malo? para nada, ya que queda camuflado por el resto de aspectos que rodea a este juego, acción, un grafísmo espectacular, un menú para actualizar a Kratos genial, herreros por todas partes, un tele-transporte que a partir de medio juego mejora y una guía con brújula que permite centrarte en un objetivo en concreto de tu misión.
Hay un agujero negro en la historia, nuestra misión es cumplir el último deseo de nuestra esposa, esparcir sus cenizas en la cima más alta, fin. Una cima nos lleva a otra, pero en ningún momento vamos con la sensación de “mi deber es llevar las cenizas” más allá de unos segundo después de la primera cinemática. Sí, el juego te lo va recordando de vez en cuando, pero el entramado de mundos, puertas, acertijos y viajes nublan tu objetivo constantemente, los amantes de las grandes y complejas historias se verán decepcionados hasta el final, donde varias revelaciones nos harán encajar muchas piezas de la historia de Kratos, pasada, presente y futura!
La complejidad del manejo de Kratos es deliciosa, siempre y cuando nos tomemos nuestro tiempo y aprendamos a manejar lo ya aprendido y las nuevas habilidades, GoW te exige saber defenderte con el escudo, y eso es algo que siempre he odiado, pero el aprender a hacerlo me ha abierto un mundo nuevo en esta entrega.
La banda sonora (para mi) ha pasado desapercibida, más allá de la tonadilla trompetera que se va repitiendo lo que más nos llamará la atención es el hilo de tambores que nos advierte que estamos en plena batalla, como ya hicieron los juegos que anteriormente he mencionado, pero no pasará a la historia de las bandas sonoras, por desgracia
Las batallas huelen a clásico, y más cuando dejas de usar el hacha Leviathan, esos combos, saltos, golpes y esos finish-him tan sangrientos que te hacen acabar una pelea soltando un “¡toma!” y de repente caes en que puede que haga más de 10 años que jugaste a la anterior entrega (contando con GoW2, si fue el 3 es algo menos…), el remate de enemigos está genial, pero sólo tienen una critica, si el monstruo final es estándar todas las muertes son iguales, sea del color que sea el troll… lo rematamos igual, lo mismo con los trolls con pedrusco y los elementales… con una ínfima variación habrían conseguido el juego perfecto.
Atreus es el complemento perfecto para el juego, su habilidad con el arco suma un daño muy necesario, y este se convertirá en la capacidad de aturdir y de lanzar un ataque especial a menos de la mitad de la historia, cosa que nos facilitará el avance de esta.
Luego están los viajes a los nueve reinos, al principio sólo nos servirán para seguir la historia, luego nos daremos cuenta del bajo porcentaje de exploración que le hemos dedicado, y el elevado coste de armaduras inalcanzable la mayo parte del juego, y las pociones que has ignorado, y las mierdas que no has vendido y todo la neblina por despejar en Midgard, que tanto has andado… o creías haberlo hecho.
Puedes criticar y buscarle todos los defectos que quieras, pero hay algo que me ha dejado muy buen sabor de boca, el haber terminado la historia y querer/necesitar jugar más, no todos los juegos consiguen eso.